Entre 91 pacientes pediátricos con esclerosis tuberosa, se analizaron el impacto terapéutico del sirolimus en las convulsiones. Primero midieron la efectividad de controlar las convulsiones en todos los pacientes después de tomar sirolimus durante un año, y luego realizaron un análisis de subgrupos.
Los datos informaron que la tasa de respuesta fue del 78.0% (71/91), y el 47.2% (43/91) de todos los pacientes quedaron libre de crisis convulsivas. Sirolimus tiene un efecto beneficioso sobre las convulsiones relacionadas con el complejo de esclerosis tuberosa (CET), con o sin efectos adversos moderados después de la administración a largo plazo.
Para pacientes pediátricos con epilepsia asociada con CET, sirolimus puede usarse como tratamiento de primera línea.
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